
Hoy en mi ventana ha cuajado la luna, como un copo de nieve luchando por sobrevivir, y con esfuerzo, me ha preguntado “¿eres feliz?”. La verdad, no supe que contestar. No sabía si era feliz. ¡Ni si quiera sabía si alguna vez llegué a serlo!.
Qué tristeza… y allí, la luna pendiente de mi consuelo, sin recibir respuesta se alejó, sin antes dejar dibujada en el vaho de mi ventana una sonrisa y junto a ella una frase que decía: “cógela, es tuya. Usa esta sonrisa siempre que quieras pues ella te dará momentos de felicidad. Yo vigilaré que jamás nadie la borre” (Usoa)